El que ha vivido penando
por causa de un mal amor,
no encuentra nada mejor
que cantar y e ir pensando.
Y si anduvo calculando
qué culpa pudo tener,
cuando ve que la mujer
no conoce obligaciones,
se consuela con canciones
y se olvida de querer.
Por eso niña te pido
que no me guardes rencor,
yo no puedo darte amor
ni vos podés darme olvido.
Yo sé que en cualquier descuido
me iba a volear contra el suelo
y aunque me ofrezcas consuelo
yo no puedo aceptar;
puedo enseñarte a volar,
pero no seguirte el vuelo.
Yo no te puedo entregar
un corazón apagado;
cuando falla el del costado
no hay nada que conversar.
Hay una forma de amar
que es un modo de conciencia;
hay un amor que es paciencia
y otro que es sólo aromar.
¿Cuál amor te podría dar
quien amara tu inocencia?
Cuando te vuelva a encontrar
nos podremos sonreír;
prefiero verte partir
como te he visto llegar.
Cuando vuelvas a pensar
que una vez te conocí
y que nomás porque sí
te compuse una canción,
cantará en tu corazón
lo poquito que te dí.
A. Zitarrosa
Al Mestre porque enseña a volar
y a las canciones porque sí
sin agonías, sin consuelos.
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